Por Omar China
Antes de invertir dinero, tiempo o energía en cualquier proyecto, hay una pregunta que me hago siempre: ¿esto es rentable? Y no hablo solo de entusiasmo o pasión. Me refiero a datos. A números que hablen con claridad.
Como profesional hipotecario y persona de negocios, he aprendido que la validación financiera de una idea es tan importante como la idea misma. Por eso, hoy quiero compartirte los indicadores que yo reviso antes de tomar decisiones importantes.
Primero: el mercado. ¿Existe una necesidad real o solo es una ocurrencia atractiva? Pregúntate si la gente pagaría por resolver ese problema. ¿Cuántos lo harían? ¿Cuánto estarían dispuestos a pagar?
Segundo: el margen. Una idea puede sonar increíble, pero si los costos son tan altos que apenas queda ganancia, no hay modelo de negocio. Siempre calculo el costo de adquisición del cliente, los gastos fijos y el margen neto. Si no hay utilidad clara, no camino.
Tercero: la escalabilidad. ¿Esa idea puede crecer o dependerá siempre de mí? Me enfoco en modelos que puedan estructurarse, delegarse y automatizarse, para que no sean una carga sino una inversión de verdad.
Y por último: el riesgo. ¿Qué tanto capital se necesita? ¿Cuánto puedo perder si no funciona? Si la respuesta me quita el sueño, quizá no sea el momento. Pero si puedo medirlo y gestionarlo, voy con todo.
Validar una idea no mata la intuición, la refuerza. Porque cuando tus números y tu visión se alinean, no caminas con miedo, caminas con estrategia.